El proceso de la digestión no comienza en el estómago, como muchos pensaría, sino en la boca. Los dientes y las encías son piezas fundamentales de este proceso y por eso debemos cuidarlos para mantenerlos en perfecto estado.
Mientras masticamos los alimentos también salivamos. Gracias a estas dos acciones, los alimentos comienzan a convertirse en el bolo alimenticio que pasará por nuestro esófago camino del estómago. En el bolo, los alimentos se separan en partículas más pequeñas sobre las cuales actúan las enzimas digestivas.
Si hemos perdido alguna pieza, un implante dental puede reemplazarla para volver a tener toda la funcionalidad. Pero ese no es el único problema: las caries en los dientes pueden provocar problemas como el mal aliento e, incluso, problemas digestivos que pueden afectar al resto de nuestra salud.
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